Archive for the ‘Cuento (noticia periodística)’ Category

Prohibido creer

junio 11, 2007

PROHIBIDO CREER

    “Prohibido creer” era una expresión inexistente en el vocabulario y las intenciones de Karrie François. Convencida de que la fe mueve montañas, su vida cotidiana en el Banner Good Samaritan de Phoenix le había demostrado que la voluntad es capaz de derribar fronteras y que, en situaciones extremas, los milagros son posibles.Cuarenta y nueve  días habían transcurrido junto a Verónica y la odisea había llegado a su fin. La historia había estado teñida de una palabra: coraje, el que la había animado a abandonar la lógica y a rechazar los consejos médicos que le sugerían abortar cuando el diagnóstico la enfrentó con la cruel realidad del cáncer que acabaría con su vida. Era plenamente conciente de que la gestación era su sentencia de muerte, sin embargo también sabía que paradójicamente, en su cuerpo quebrado por la enfermedad, nacía la esperanza. Eran necesarias sólo treinta semanas, al cabo de las cuales, la pequeña Verónica Destiny traspasaría los límites de un destino incierto.Cuando a la semana veintidós, se produjo la muerte cerebral, la oscuridad pareció opacar las esperanzas de todos.“Prohibido creer”, fue el leve susurro que se escuchó en la sala de partos, cuando las lágrimas invadieron los ojos de los allí presentes.  Después de sostener artificialmente con vida el cuerpo de la madre, una proeza médica, que pasaría a la historia, acababa de acontecer. Aarón, el padre, pide un deseo: que no desconecten el respirador artificial hasta el día siguiente. Nada opaca la felicidad a partir de entonces, cada año que Verónica apaga sus velitas.Cuando amanece, veinticuatro horas después,  caminan juntos al cementerio, y con los ojos apenas nublados,  rinden tributo una vez más al  coraje.   

FIN

     

Basado en un caso real, verdadera proeza médica que logró desde la semana veintidós en que se  produjo la muerte cerebral de la madre, a la treinta (necesaria para garantizar la supervivencia de la hija), mantenerla con vida artificialmente. Enormes esfuerzos demandó el tema, sólo posible gracias a la decisión y valentía de esa mujer, y de la médica que creyó que “prohibido creer” puede en ocasiones ser inquebrantable prueba de fe.

  Publicado en el Foro de Cuentos de La Nación (consigna: escribir un cuento que comience con las palabras: “prohibido creer…”)  

Emerjo

junio 10, 2007

EMERJO

   De pronto, inesperadamente, fuimos uno. Y juro que no lo quise. Me pregunto que le atrajo de mí, aunque no es tiempo para reflexiones. Sé que le pertenezco ahora, o al menos, le pertenece parte de mi cuerpo. Pero instantes antes, nada hacía suponer lo que ocurriría.Todavía estoy a tiempo, me digo. Un movimiento certero de mi parte impedirá que se apodere de mí totalmente. Siento un chasquido y me invade el temor. Sólo sé que mi decisión está tomada. No permitiré que  determine mi destino.Siento el roce de un elemento agudo sobre mi chaqueta. Un leve hilo de sangre comienza a brotar de mi brazo y soy consciente de que esto lo excitará aún más. Sólo me resta actuar fríamente. Debo oponer mi calma a su excitación.No me resulta fácil, tiene mi brazo derecho atrapado, sólo me queda el otro y me es casi imposible  moverme. No veo nada a alrededor mío;  un espeso tufo, el de su aliento, opaca mi visión. Debo actuar rápidamente. Se trata de desligarme de él lo antes posible. Estiro el único brazo libre, y con los dedos de mi mano rígidos, aprieto su globo ocular.La momentánea ceguera logra lo que yo espero, que abra su boca. Rápidamente, tiro hacia atrás  mi cabeza y me dispongo a dar una patada.Mis movimientos son acompasados, pero no puedo evitar que me rodee. Siento que sigue junto a mí, y aunque logre alejarme lo más rápido posible, temo que se prenda a una de mis piernas.El golpe recibido al intentar zafar de él, destrozó mi nariz, que sangra a borbotones. Sin embargo, no he perdido mis fuerzas. Un intento más  y habré logrado protagonizar una historia para el recuerdo.La luz a través de la superficie me trae tranquilidad. Emerjo decidido y puedo ver, muy cerca,  el barco, y un par de brazos tendidos a los cuales me aferro con desesperación.Todos lo sabrán, no lo podré ocultar.Soy el primer buzo tragado por un tiburón que logró sobrevivir.

Y aquí estoy para contarlo.

  

FIN

   

Publicado en el Foro de Cuentos de La Nación. Inspirado en un caso real (noticia periodística de esa semana).

   «Emerjo de las profundidades. Huelo a sangre y a sal.Soy el océano que se mueve crujiendo, arrastrando… deseos, temores, visiones entre los dedos. (…)Me hundo en lo desconocido  No sé adónde regreso.Al resurgir sólo experimento, la certeza triunfal de haber sobrevivido el viaje»   (Rodas, Ana María)