He decidido terminar con ella

He decidido terminar con ella  

He decidido terminar con ella.

Me cansé de sentirla a mi lado siempre, anidada detrás de mi espalda.

Me cansé de sentir su opaca, neblinosa y asfixiante presencia, un paso atrás pero insistente en su empecinada persecución.

Hoy he decidido enfrentarla.

Cada vez que doy un paso, sé que ella -implacable-  lo estira, burlándose de mi escala.

Y este juego delirante en que se atribuye caprichosamente la reinvención de mis movimientos me llena de exasperación, de impotencia y furia.

Varias veces intenté plantármele delante para, mirándola a los ojos,  poder confirmar su existencia. Sólo logré toparme con los insolentes límites de su ausencia.

Siento que hoy es el día, sin embargo.

Decidida a despojarme de ella, he resuelto seguir sola mi camino, no permitiendo más este impúdico juego del encierro. He decidido que me abandone para siempre.

Corro hacia fuera, con la pretensión de que no sólo yo sino otros  puedan ser testigos de esta historia.

Sé que te encontraré, una vez más.

Pero al intentar despojarme de ti, sombra mía, olvidé que hoy es un día nublado.

Amanece sobre el tejado somnoliento

Amanece sobre el tejado somnoliento de la antigua estación. El aire acerado se filtra por las viejas ventanas temblorosas, cuyos vidrios escarchados dejan ver, a lo lejos, un pequeño grupo de hombres de rostros curtidos. De tanto en tanto, alguna boina colorida parece desafiar el reflejo de un sol blanco y frío que se anuncia. El silencio, denso y espeso, parece presagiar una tensa jornada. Espero a Avelino, lleno de ansiedad y furia. Pienso en él, lo veo cabizbajo, con la mirada flotando en el vacío, y viene a mi memoria el fatídico instante en que juntos escuchamos la palabra despido. Ambos supimos que esa isla utópica donde todo era posible, donde el mundo se abría generoso, acababa de derrumbarse bajo la fuerza implacable de los hechos. Una mano helada se apoya en la mía. Alzo los ojos y veo a María. El llanto contenido, el rictus amargo, y la certeza con que me dice sin decirlo, que él ya nunca más estará a mi lado.

Cuento elegido de la semana Foro de Cuentos de La Nación.

La consigna consistió en escribir un cuento en 180 palabras, inspirado en el cuadro de Antonio Berni «La Manifestación» (1934).

http://www.lanacion.com.ar/735142 
 

El enigma de la foto rota

Había decidido darse una vuelta por ese barcito de San Telmo. Su intención era llevarla la noche siguiente a Norah, que de paso por Buenos Aires, recorría con avidez hasta el último rincón. Al entrar, observó en el piso algo que le llamó la atención. Una foto rota en pedazos, y una tarjeta partida en dos: Fisher, Gains & Piers/Publiart. Los levantó cuidadosamente y se dirigió a una cafetería donde su curiosidad lo llevó a rearmar la fotografía. La imagen de una bella jovencita lo deslumbró. Días después, sin olvidar aún el asunto, se preguntó qué habría sucedido. Volvió al lugar con Norah varias veces, hasta que llegó el día de su partida. La llevó a Ezeiza donde debía embarcar rumbo a Austria, e hicieron tiempo en el aeropuerto. Cuando se dirigió al kiosco a buscar unas revistas, el rostro de la jovencita de la foto en la primera plana del diario, lo llenó de sorpresa. Leyó rápidamente la nota. Había sido asesinada violentamente y estaban investigando la causa. Comprendió inmediatamente que acababa de develar el enigma de su muerte.

Cuento destacado en el Foro de Cuentos de La Nación.

http://www.lanacion.com.ar/opinion/nota.asp?nota_id=765153